Flamenco de día, por supuesto. Con el lucero del alba asomándose. Flamenco de noche, en una de esas veladas que parecen no tener fin. Flamenco de tarde, al compás del crepitar de una candela. Flamenco hoy, flamenco mañana y flamenco siempre. Qué complicado es definir el flamenco, pero el 16 de noviembre de 2010 pudo ser definido como un patrimonio universal. Fue en Nairobi, Kenia, al son de cajones africanos. Esta es su historia.
A eso de las cuatro de la tarde, minuto arriba, minuto abajo, que para ser puristas mejor en otros temas. Bajo el sol abrasador de la capital de Kenia, en Nairobi, se reunía el Comité Intergubernamental de Patrimonio Inmaterial de la Unesco. Nada más y nada menos que veinticuatro personas. ¿Su misión? Situar al flamenco en lo más alto de la cultura planetaria. Palabras mayores.
El 16 de noviembre de 2010 a las 16:00 horas, cuando la vida te pide sosiego, el arte jondo aplaudió con rabia. El flamenco entraba a formar parte de la Lista Representativa del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, un reconocimiento mayúsculo al que optaban cuarenta y siete candidaturas de treinta y un países. Casi nada.
Pero toda historia tiene un comienzo, y esta tuvo su inicio en 2005. Sí, ciertamente con un final no muy feliz. Pero tras esa intentona fallida, en 2009 se dio un paso definitivo para situar al flamenco en el lugar que le corresponde. En agosto en París se registró la candidatura andaluza y a principios del 2010 empezó la campaña de la Junta de Andalucía titulada Flamenco Soy. Se trataba de una campaña para promocionar el proyecto a nivel nacional e internacional. Andalucía tuvo al Gobierno de España como mejor aliado junto a los gobiernos de Murcia y Extremadura. En total fueron más de treinta mil personas –entre artistas y aficionados al arte jondo– los que votaron la candidatura flamenca en la web oficial de la Unesco.
«Hemorragia de satisfacción muy grande», fueron las palabras que empleó en su momento el cantaor José Mercé al enterarse de la buena nueva. Otros, como José de la Tomasa, situaron al arte flamenco a un nivel superior. «Está por encima de todas estas cosas porque cuando habla el alma no existen galardones que valgan. El alma es lo único que nos queda en esta vida», afirmó el cantaor sevillano.
Ese dieciséis de noviembre «la humanidad se hizo patrimonio del flamenco», citó el inigualable Enrique Morente.
Porque si todos tenemos claro que antes de esta declaración teníamos ante nosotros a un arte inimitable, incuestionable, rico en historia y en patrimonio, el reconocimiento por parte de la Unesco multiplicaba su valor.
«Nosotros pensamos que necesitamos el flamenco para ser felices. Por suerte tenemos el oficio más bonito del mundo, el de enseñar con pasión el flamenco a todas las personas que quieren acercarse a este noble arte. Celebremos y vivamos el Día del Flamenco todos los días del año. Disfruta del flamenco en Sevilla en Artes Escénicas Rebollar. Vente, lo pasaremos de categoría»
Solo un año más tarde, en 2011, la Junta de Andalucía acordó en pleno declarar el 16 de noviembre como el Día del Flamenco en la comunidad para conmemorar el aniversario de la inclusión de este como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco.
«La declaración supone también un compromiso, significa que el Gobierno tiene que conocer e investigar mejor el flamenco en sus diferentes facetas», explicó el entonces consejero de Cultura, Paulino Plata.
En esa primera celebración del Día del Flamenco, la Consejería de Cultura de Andalucía, en colaboración con el Instituto Cervantes organizó espectáculos flamencos en ciudades de medio mundo. Desde Estambul (Turquía) hasta Nueva Delhi (India), pasando por Sídney (Australia) o Brasilia (Brasil), con Andrés Marín, Rosario Toledo, Rosario La Tremendita, David Carmona y Arcángel como protagonistas.
Aunque ya ha llovido desde entonces –una jartá, que decimos por aquí–, catorce años después noviembre en general y el día dieciséis en particular siguen siendo sinónimo de flamenco.
No solo en Andalucía, en todo el planeta se cuentan por centenas las actividades que se realizan con el flamenco como absoluto protagonista.
No queremos cerrar este homenaje sin citar lo que para algunos artistas representa el flamenco. Así, el bailaor Eduardo Guerrero comentaba tras recibir el Premio Cultura de la Comunidad de Madrid que «el flamenco es un arte que llega a todo el mundo». Por otro lado, el gran Pepe Habichuela confesaba en una entrevista para Madrid en vivo que «nos quedaremos con el flamenco que supere al tiempo». O la bailaora Macarena Cortés, discípula de Matilde Coral, que expresaba que «el flamenco es un sentimiento, es el grito del pueblo».
Nosotros, al igual que la joven María José Llergo, pensamos que «necesitamos el flamenco para ser felices». Qué gran verdad. Por suerte tenemos el oficio más bonito del mundo, el de enseñar con pasión el flamenco a todas las personas que quieren acercarse a este noble arte. Celebremos y vivamos el flamenco todos los días del año. Disfruta del flamenco en Sevilla en Artes Escénicas Rebollar. Vente, lo pasaremos de categoría.