David de Arahal acompaña a Jesús Carrillo. Foto: perezventana

La guitarra flamenca de acompañamiento: entre la dignidad conquistada y la sombra del olvido

Publicado el 19 septiembre 2025

 

Hablar de guitarra de acompañamiento en el flamenco es adentrarse en un territorio lleno de paradojas: el instrumento que sostiene la arquitectura musical de un recital es, al mismo tiempo, el que con más frecuencia ha sido relegado a un segundo plano. En Artes Escénicas Rebollar, amantes de la guitarra, lo hemos visto en innumerables ocasiones. Quienes lo ejecutan conocen bien esta contradicción.

 

El cantaor granadino Juan Pinilla, Lámpara Minera 2007, ha querido poner voz a esa realidad en un extenso trabajo publicado en el portal Expoflamenco, basado en las respuestas de medio centenar de guitarristas flamencos. Vamos a repasarlo un poco y a desgranar los puntos más importantes. ¡Jaleo!

El diagnóstico parte de una certeza: los tablaos han cambiado para bien. Si hace dos décadas era común trabajar sin Seguridad Social, hoy casi todos los artistas están dados de alta, los sueldos se han multiplicado y la precariedad laboral en ese ámbito parece un capítulo que comienza a cerrarse. Pero la pregunta que Pinilla deja en el aire es inevitable: ¿qué ocurre más allá de los tablaos? ¿Qué pasa en los festivales, en las contrataciones privadas, en esas actuaciones puntuales que siguen marcando la vida de tantos guitarristas?

El estudio muestra que los avances no han sido tan homogéneos como cabría esperar. Los nombres de los guitarristas continúan desapareciendo en muchos carteles, invisibilizados frente a la figura del cantaor o del bailaor. Y, lo más preocupante, las diferencias en los cachés se mantienen abismales. La media de valoración de los tocaores sobre lo que reciben por su trabajo es de apenas un 4,2 sobre 10, y cuando se compara con el sueldo de la figura principal, la puntuación cae todavía más, hasta un 3,7. En palabras llanas: los guitarristas sienten que se les paga muy por debajo de lo que aportan.

Lo paradójico es que, en lo artístico, nadie duda de su importancia. Los propios encuestados coinciden en señalar que el acompañamiento es la columna vertebral del flamenco, la pieza sin la cual el cante y el baile no podrían sostenerse. El guitarrista marca el compás, sostiene al cantaor en los silencios, improvisa cuando el baile lo requiere, maquilla las desafinaciones y corrige los desajustes de ritmo. Como confesaba el tocaor Paco Cortés en el Festival del Cante de las Minas 2025, «nosotros estamos obligados a enderezar al que se va de ritmo y maquillar al que desafina». Y, aun así, su nombre sigue sin aparecer en demasiados programas.

Las respuestas de los guitarristas encuestados dejan entrever también matices generacionales. Los más jóvenes perciben que, en términos de prestigio, el toque de acompañamiento ha ganado reconocimiento respecto a lo que vivieron sus maestros. Sin embargo, esos mismos jóvenes consideran que hoy se valora menos su trabajo que en épocas pasadas, mientras que los veteranos opinan justo lo contrario. Una contradicción que refleja que la relación entre prestigio, reconocimiento y salario sigue siendo una ecuación difícil de resolver.

Otro punto especialmente sensible es el acompañamiento al baile. La inmensa mayoría de guitarristas lo consideran más exigente que el acompañamiento al cante, pero, sin embargo, está peor pagado. Lo mismo ocurre con los ensayos: casi nunca se remuneran, pese a que son imprescindibles para preparar un espectáculo. En este apartado las cifras son demoledoras: la media de puntuación que los guitarristas dan a la remuneración de los ensayos apenas llega al 2,7 sobre 10 en el baile y al 1,5 en el cante.

 

«Pese a todo, la guitarra sigue ahí, firme, sosteniendo la estructura invisible del flamenco. Ese Sancho Panza que equilibra las fantasías del cante y el baile. Esa columna invisible que, aunque muchos no la nombren, evita que todo se derrumbe»

 

Juan Pinilla con José Fermín en la Tertulia Granada. Foto: captura IG Pinilla
Juan Pinilla con José Fermín en la Tertulia Granada. Foto: captura IG Pinilla

 

El estudio también recoge una perspectiva que rara vez aparece en las investigaciones sobre el flamenco: la de las mujeres guitarristas. Ellas denuncian haber sufrido discriminación, comentarios machistas o actitudes de menosprecio por el simple hecho de ocupar un espacio tradicionalmente masculinizado. Lo más llamativo es el contraste generacional: mientras las guitarristas veteranas puntúan esta discriminación con un 9 o 10 sobre 10, las más jóvenes se sitúan en torno al 5 o 6. Aunque los datos son negativos, sí dejan entrever una tímida tendencia hacia la mejora.

Pinilla recuerda una anécdota con Juan Habichuela que retrata bien lo que significa este oficio. En una entrevista de 2006, el maestro confesaba, entre risas, que muchas veces los errores del cante o del baile acababan achacándose al guitarrista, como si fuera siempre el culpable de cualquier desajuste. Aquella broma escondía una realidad seria: incluso los más grandes han tenido que cargar con el peso de la culpa de otros.

A la luz de todo lo recogido, la conclusión parece clara: sí, ha habido avances significativos en condiciones laborales, sobre todo en los tablaos. Pero no, no se ha roto todavía la cadena de desigualdad que arrastra la guitarra de acompañamiento. Los ensayos sin pagar, la invisibilidad en los carteles, la brecha salarial respecto a las figuras principales y la discriminación de género son problemas aún vigentes.

Y sin embargo, pese a todo, la guitarra sigue ahí, firme, sosteniendo la estructura invisible del flamenco. Ese Sancho Panza que equilibra las fantasías del cante y el baile. Esa columna invisible que, aunque muchos no la nombren, evita que todo se derrumbe.

Porque, como recuerda Pinilla, «la guitarra de acompañamiento es la verdadera columna del flamenco. Sin ella, el edificio se viene abajo».

En Artes Escénicas Rebollar nos apasiona el flamenco en general y la guitarra en particular. Da igual si es como acompañamiento o para llenar un teatro en un recital. Si a ti te gusta tanto como nosotros el toque, ven a nuestra casa y disfruta del arte de aprender flamenco en Sevilla.

 

→ Imagen superior: David de Arahal acompaña a Jesús Carrillo. Foto: perezventana

 

 

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