En Artes Escénicas Rebollar nos encanta el flamenco en todas sus variantes. Por eso impartimos formación para todos los niveles y de todas las disciplinas, pasando por el cante y el baile, junto al toque e incluso historia del arte jondo. Pero sí que es cierto que la guitarra nos enamora. Por eso nos gusta de vez en cuando recordar a grandes tocaores de la historia del flamenco. En este artículo vamos a hablar de Agustín Castellón Campos, más conocido como Sabicas.
Tras escribir sobre el mago Paco de Lucía o el maestro de maestros Manolo Sanlúcar le ha tocado el turno al bueno de Sabicas. Uno de esos grandes tocaores que nunca faltan en los listados de los mejores guitarristas de la historia. Una leyenda de este instrumento, que nació en 1912 en Pamplona y que falleció allá por el 1990 en Nueva York.
Si por Agustín Castellón Campos no lo conocen demasiados, por Sabicas su fama es universal. Está considerado como el primer primer guitarrista que exportó el flamenco al resto del mundo. Fusionó el arte jondo con rock, jazz y con innumerables géneros. Todo un visionario. Técnicamente será recordado por ser el creador del alzapúas en una cuerda y el rasgueo de tres dedos. Fue el maestro de Paco de Lucía.
Agustín fue un gitano nacido en Pamplona en 1912, o eso se cree. Se cree, porque él guardó con mucho celo el secreto de su edad, por lo menos en la última etapa de su vida. Siendo un niño recibió su primera guitarra, con solo cinco años, y por aquel entonces ya se le quedó el sobrenombre de Sabicas. «De chiquito, aquí en Madrid, mi mamá mandaba a la criada a la compra, y cuando venía yo metía la mano en la cesta y sacaba las habas y me las comía con cáscara y todo. Mi mamá me miraba: ‘Pero, hijo mío, estás na más que con las habas. Te voy a poner habas, y habas, habas, habicas’. Y de las habas, la-s-habicas, me quedó Sabicas», cuenta el protagonista en un bello reportaje de Ángel Álvarez Caballero en El País.
«Sabicas aportó mucho a la guitarra flamenca. Obra suya fue una nueva concepción del toque y recursos técnicos que habían sido inéditos hasta su aparición, como picar en los sextos, arpegiar en todas las cuerdas, alzapúas con el dedo pulgar solo»
Con solo diez años dio su primer concierto de guitarra en un teatro madrileño. Algo que causó un inquietante asombro. El Tablao Villarrosa fue el que más lo curtió, en el tablao de los señoritos, como le llamaban. Allí acompañó en sus primeros años a La Niña de los Peines, Pepe Marchena, Pepe Pinto, La Niña de la Puebla y El Carbonerillo, entre otros muchos.
Además visitó otros colmaos no solo por Madrid, también por el resto de la geografía española. Cuentan que en 1934 ofreció un recital en la sevillana plaza de toros de La Maestranza y que incluso lo pasearon a hombros por el ruedo. En esos tiempos ni micrófono ni amplificador ni nada, se tocaba a pelo.
Dos años más tarde se fue a América con la compañía de Carmen Amaya, y eso le cambió la vida. Tanto que ya se quedaría a vivir allí y solo regresaría a España para recibir homenajes o hacer conciertos especiales. En 1989 fue su última vez por la tierra que le vio nacer, regresó para grabar un disco acompañando el cante de Enrique Morente.
Sabicas aportó mucho a la guitarra flamenca. Sin duda, obra suya fue una nueva concepción del toque y recursos técnicos que habían sido inéditos hasta su aparición, como picar en los sextos, arpegiar en todas las cuerdas, alzapúas con el dedo pulgar solo.
Es evidente que sin Sabicas la guitarra flamenca no sería lo que es, y por eso se convirtió en leyenda de la misma. Paco de Lucía, Manolo Sanlúcar o Gerardo Núñez fueron sus discípulos más destacados.
«Sabicas dio forma a la figura de concertista de guitarra flamenca. Cuando él empezó a hacerlo, en España no solo no había nadie que tocase como él, con un sonido limpio y afinadísimo. O no interesaba como espectáculo o no se creía en la guitarra flamenca como arte independiente del cante y el baile»
Sabicas dio forma a la figura de concertista de guitarra flamenca. Cuando él empezó a hacerlo, en España no solo no había nadie que tocase como él, con un sonido limpio y afinadísimo. O no interesaba como espectáculo o no se creía en la guitarra flamenca como arte independiente del cante y el baile.
El artista desarrolló completamente su carrera artística en Estados Unidos. Tanto en lo que respecta al directo (hizo de los clubes de Manhattan su residencia) como en lo que se refiere a los discos de estudio, donde publicó nada menos que 55 discos. Álbumes que quedarán para la historia como Flamenco Puro (1961), El rey del flamenco (1966), The Soul of Flamenco and the Essence of the Rock (1971) o el mítico Tres guitarras tiene Sabicas (1984), entre tantos, tantísimos otros.
Sí, coqueteó con otros géneros musicales, pero siempre se mantuvo fiel al flamenco. «El flamenco no tiene más que un camino… El público muchas veces no comprende lo que es el flamenco. Si a la gente le gusta una cosa, pues tienes que tocar eso, cantar eso. Pero cuando es el flamenco puro… con la verdad se va a cualquier lao del mundo. No importa que por el momento no te comprendan, ya hablarán de ti», expresaba Sabicas en el obituario de Álvarez Caballero para El País.
Y eso hacemos en este artículo, hablar –escribir, mejor dicho– de él. De un grande. De Agustín Castellón Campos, Sabicas, una persona sin la que seguramente no tendría cabida la guitarra flamenca como lo tiene hoy en día. Si quieres probar el instrumento o mejorar el toque que ya tienes, deja que te ayudemos en Artes Escénicas Rebollar, tu academia de flamenco en Sevilla.